Nuestra Hija!

Por Mabel.

Disclaimers: Los personajes de Xena y Gabrielle pertenecen a Renaissance Pictures / MCA Universal. Esta historia solo tiene el fin de entretener y no pretende infringir ningún derecho de autor.

Aviso: Esta historia contiene escenas de amor explícito y deseo entre dos mujeres, las personas que se sientan ofendidas por este tipo de relación, sepan tener mis disculpas, y si eres menor de 18 años ni deberías leerla.

Se aceptan las criticas constructivas que tengan para esta historia: mabel34@hotmail.com


Xena esta recostada sobre su manta, mientras su bardo recita un hermoso poema:

¡No cuentes los años que han pasado;

Contá las cosas buenas que viviste;

contá los amigos que ganaste y tenes;

contá las ayudas que diste a otros.

No cuentes las lagrimas, contá las risas;

no cuentes los dolores, sino los placeres;

contá todo aquello que hayas disfrutado;

pero nunca, nunca, cuentes los años!

Vamos Gabrielle, no te pongas triste, en unos días estaré de regreso, tu sabes que tengo que ayudar al Rey de Tebas a preparar sus ejércitos para defenderse del inminente ataque de los romanos.

¿Si Xena! ya se, es que ... me gustaría acompañarte.

¡No! No, no, Gabrielle quiero que te quedes aquí, es mas seguro, además no te parece que estamos perdiendo un precioso tiempo.

¿Si! tienes razón.

Gabrielle tomo entre sus manos el rostro de Xena, empezó a besar suavemente su cuello, dando la guerrera como respuesta un sutil gemido.

¿Oh! Por todos los Dioses del Olimpo, como voy hacer para estar sin ti en las noches, sin tu frescura, tu dulzura, tu fragancia, mi pequeña rubia.

El bardo al escuchar tales palabras empezó a desatar con manos rápidas la vestimenta de cuero, mientras que Xena desata el top que tan sensualmente siempre hacen que sus mejillas se sonrojen.

Los labios de la guerrera empezaron a viajar por todo el cuerpo desde los pechos donde encontró calidez y armonía hasta los muslos donde encontró la mejor de las bienvenidas, hasta llegar al lugar mas deseado por ambas, pudiendo tocar el cielo de placer.

Al amanecer la guerrera partió a Tebas dejando a Gabrielle cerca de una villa para que no se sintiera sola y por supuesto para poder abastecerse de provisiones.

A los pocos días extrañaba el contacto físico y la compania que le brindaba su morocha de ojos azules, esa mirada que sabia hacerla sentir tantas cosas juntas, amor, ternura, deseo, y pasión, pero esos pensamientos fueron interrumpidos por la presencia de cuatro bandidos que en un abrir y cerrar de ojos la rodearon pidiendo todas sus pertenencias de valor, pero no supo contestarles ya que lo único de valor que poseía, ahora no se encontraba a su lado, trato de defenderse pero uno de ellos la tomo por detrás y la golpeo fuertemente cayendo desvanecida, al despertar uno de los hombres estaba sobre ella, sintiendo los movimientos bruscos y rudos dentro de su cuerpo, dandose cuenta que no solamente le robarían; se sentía morir, rogaba a los Dioses le dieran muerte después de tal ataque, pero no fue así.

Estaba tendida sobre el pasto con sus ropas destrozadas, como también su espíritu entero, no dejaba de llorar, pidiendo a gritos "Te necesito, Xena....Por favor ven a mi...por favor"...., pero sus palabras se quebraron en la fría noche, sabia que tendría que sobreponerse antes de la llegada de la guerrera, sentía mucha vergüenza por lo sucedido y no sabia como podría sentirse Xena al saber que el cuerpo que ella amaba y acariciaba todas las noches con manos expertas, había sido tocado y maltratado, pero muy en su interior sabia que su compañera iría tras los hombres y les procuraría una muerte muy dolorosa.

El correr de los días se hacían insoportables porque noche tras noche tenia las mismas pesadillas sobre lo ocurrido y que no le permitía conciliar un descanso digno.

Habían pasado semanas cuando al fin Xena regreso, tenia una gran sonrisa en el rostro que reflejaba la alegría de volver a ver a su amada bardo, salto de su caballo y la abrazo con ternura infinita, Gabrielle no sabia como hacer para contener las lagrimas que asomaban sobre sus ojos, pero le tomo todas sus fuerzas fingir y sonreír a la persona que supo conquistar su corazón.

Gabrielle, mi amor, mi vida, mi inspiración, te extrañe tanto.

Yo también Xena.

Gabrielle, te encuentras bien, te noto como...como mas delgada...

¡No! Te parece porque hace varios días que no me ves. (tratando de colocar una sonrisa en su rostro)

Xena acepto con desconfianza lo dicho por su compañera, pero lo mismo vio algo diferente en ella, y no sabia que.

Bueno Gabrielle que te parece si preparo la cena, y nos ponemos al día contando todo lo que nos paso.

Si....si me parece, esta bien, lo que tu digas.

La guerrera cocina una liebre que había cazado durante su camino de regreso, les puso todas las especias como le gusta a Gabrielle, se sentaron alrededor de la fogata, y mientras comían le contó como tuvo que preparar los ejércitos para defenderse de los romanos y como habían tenido una victoria impecable, noto que la rubia no había probado casi nada de su cena.

¿Vamos Gabrielle que te sucede? ¿No te sientes bien? Porque para que tu no comas, además creo que estuve escuchando yo sola mientras hablaba.

¡No! No me pasa nada... Es que creo que hoy ejercite demasiado y estoy un poco cansada.

Bueno entonces será mejor si dormimos y mañana, quiero saber todo lo que has hecho en estos días.

No se como voy a seguir ocultando lo sucedido, es una carga muy pesada, y no creo poder resistir por mucho mas, además si es lo que me imagino que me causan las nauseas durante las mañanas no podré ocultar mi estado..

Se recostaron como siempre solían hacerlo una al lado de la otra desde que se habían confesado su amor, pero esta vez era diferente, Gabrielle se dio vuelta sobre su otro costado, le dijo buenas noches pero sin darle su acostumbrado y pasional beso, ahí se dio cuenta que si algo estaba pasando y que al amanecer va a encarar a el bardo para que le diera respuestas de su proceder.

Como ya era costumbre desde su ataque no podía conciliar el sueño y empezó a dar vueltas hasta que un grito ahogado la hizo sentar y empezar a llorar, se levanto rápidamente de su manta y corrió sin saber hacia donde.

Xena se levanto sorprendida al ver lo que ocurría, empezó a perseguirla gritándo que se detuviera, pero era como si no la escuchara, logro alcanzarla, la tomo entre sus fuertes brazos y las dos cayeron de rodillas sobre la tierra mojada por el rocío de la noche.

¡Por favor Gabrielle!...Dime que te sucede, no me asustes mas, amor mío, yo estoy aquí a tu lado para ayudarte, para comprenderte, para amarte, para sanarte, y para brindarte toda mi alma entera.

Las lagrimas empezaron a caer una tras otra sobre el rostro angustiado de Gabrielle.

¡No puedo mas Xena! Me siento morir...

Xena la tomo por su cintura y por sus piernas levantando a su amor y noto que si realmente ella tenia razón, la rubia pesaba casi nada, la llevo suavemente hasta donde estaba el campamento, le coloco una manta sobre su cuerpo, y miro a esos ojos verdes que estaban tan apagados, y la guerrera recordó que una sola vez vio esa mirada, cuando Hope murió, tomo sus manos entre las suyas y con vos suave le dijo que confiara en ella como siempre lo había hecho, ¡No te defraudare!

Le llevo casi toda la noche contarle lo sucedido, y a pesar de que no dio muchos detalles, en la mente de su compañera se recreo ,mas o menos el momento tan cruel que había pasado, y su furia era tal que sus ojos azules tan fríos como el hielo se convirtieron en espadas y podría haber destrozado a esos bastardos con solo mirarlos, no sabia como hacer para consolar a su amiga, compañera, la mujer que lleno su vida, su luz, y que ahora la veía tan apagada.

¡Oh! Por todos los Dioses, esto es culpa mía, no debí dejarte sola...

¡Noo! Por favor, no me hagas sentir peor, culpándote, yo tendría que saber defenderme.

Pero..te...te prometo que los encontrare y rogaran por una muerte ligera.

¡No! No puedes matarlos porque....

¡Si!...Gabrielle lo que te hicieron es imperdonable.

¡Xena! No comprendes...

¿Que tengo que comprender? Merecen la muerte.

Es....es que uno de ellos debe ser....

¿Debe ser que?

El padre del hijo que espero....

¿Que?

Si...Xena, lo siento dentro de mi y no se si podré siquiera quererlo o mirarle alguna vez su rostro sin que me recuerde como fue concebido.

¡Oh! Gabrielle, no te lastimes mas, no tienes porque tener miedo, yo siempre estaré a tu lado, amandote, sosteniéndo y las dos juntas tendremos a ese bebe, tu le enseñaras a escribir, a recitar poemas, y yo le enseñare como saber cuidarse en la vida, por favor... dime que si, deja que sea tu apoyo, las dos tenemos la fuerza necesaria para brindarle un buen hogar.

Además no me gusta verte triste,

estoy segura de que aun existen

razones para una sonrisa.....buscalas,

sonríe, sonríe amor mío,

que no me gusta verte triste.

Aunque tenga que pintar de azul celeste,

tu horizonte, desde el este hasta el oeste.

Aunque tenga que poner un ejércitos a tus pies,

para que te sientas reina nuevamente....

¡Si! Xena...no se como podría sin ti, te necesito tanto, que sin tu amor moriría....

Parece mentira que hayan pasado seis inviernos desde que tome mi lugar como reina en la villa amazona y Xena como mi consorte, y por supuesto nuestra hija, ocupa el lugar de princesa y en un futuro el de reina, la estamos educando entre las dos, le damos todo nuestro amor, además mi guerrera es tan tierna que me quedo admirada cuando las veo jugar, se que siempre seremos felices, y todo lo que pasamos quedo olvidado, lleno nuestras vidas con tanta luz que nuestro amor cada vez se hace mas grande, y ..¡SI!.. Es nuestra hija, nuestra esperanza, dentro de ella, hay un poco de cada una de nosotras, todo su ser grita y clama nuestra sangre, sabemos que será nuestra sucesora y sabemos que cuando nos toque la hora de marcharnos, quedara algo sobre la tierra que es parte nuestra......

FIN

© 1999 de Mabel

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